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‘First Dates’: un comensal decide ligar con Laura Boado frente a su cita

First Dates
First Dates.
Laura Hernández
  • Laura Hernández
  • Periodista. Redactora de Happy FM. Pendiente de los nuevos éxitos musicales, los salseos en realities, los dramas de las series turcas, ¡y del Benidorm Fest & Eurovisión!

El pasado jueves pudimos disfrutar de una nueva entrega de First Dates. De esta forma, pudimos conocer a nuevos comensales que decidieron visitar el restaurante más famoso de la televisión para tener la oportunidad de conocer a su media naranja. Uno de los protagonistas de la noche fue, sin lugar a dudas, Marino.

El valenciano, nada más llegar a First Dates, confesó su mayor secreto: “Estoy conservado en aceite de oliva. Por la noche me lo echo en el colchón y salgo muy pringado, pero es el precio de la belleza”. Por si fuera poco, el comensal hizo saber a Carlos Sobera que esa era la única razón por la que aparentaba tener menos años, ya que tenía 65.

Además, Marino hizo saber algo más al presentador, y es que vivía con su madre que tenía 91 años. “No he convivido nunca con una mujer, cada uno en su casa, ni he tenido un proyecto de futuro”, reconoció. Su cita para esa noche fue María Gisela que, nada más llegar, quiso desvelar la razón por la que ha decidido acudir a First Dates.

“Vengo al programa con la esperanza de volver a enamorarme y de sentirme viva. Me salté etapas en la vida porque fui madre muy joven, y ahora necesito vivir”, aseguró. La primera impresión de María Gisela al ver a Marino es que se trataba de un hombre de lo más atractivo. Él, por su parte, ya partió con un hándicap respecto a su cita: la edad.

“María Gisela está bien, pero tiene 64 años y yo estoy acostumbrado a salir con chicas de unos 35 años o, como mucho, 45. No hay color”, espetó el comensal. Cuando Carlos Sobera invitó a ambos a sentarse para cenar, Marino no pudo evitar quedarse maravillado con Laura Boado, camarera. Tanto es así que, frente a su cita, no tardó en preguntarle: “¿Tienes novio?”.

La gallega fue clara: “Tengo muchos novios”. Marino fue más allá, pasando por completo de su cita: “Pues tú y yo bailamos y ellos que miren”. Los comensales, durante la cena, hablaron de sus aficiones para conocerse mucho más. Lo que más sorprendió a María Gisela es que el valenciano siguiera viviendo con su madre.

En un momento dado, comenzó a sonar Nochentera de Vicco, por lo que Marino tuvo la oportunidad de demostrar a su cita sus habilidades para el baile. Al terminar la cena, en el instante de pagar la cuenta, el comensal dijo lo siguiente a Laura Boado: “No voy a esperar a una mujer como tú. Ya me gustaría que pasase algo entre nosotros”. Ella fue clara: “Pues no puede ser, Marino”.

Esta situación no sentó para nada bien a la chilena, y así lo hizo saber: “No me gusta que la persona que estoy conociendo esté pendiente de la camarera y no de mí”. En la decisión final, Marino no quiso tener una cita con María Gisela: “Para mí es básica la pasión por la danza, y bailando no tienes lo que yo busco”. Ella también tuvo claro que no quería volver a coincidir con él.

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